Este post es un poquito especial, en él me dirijo a vosotras como mamás, para que desde vuestra experiencia me comentéis vuestras estrategias para hacer frente a los "terrible two" (los terribles dos años).
La pregunta es sencilla, la respuesta no tanto:
¿Cómo poner límites a un bebé?
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Tras leer y leer artículos, he llegado a las siguientes conclusiones:
1. Es vital poner límites y establecer normas de conducta a los niños desde edades muy tempranas, ya que ello les ayuda a crecer con seguridad y gestionarse a sí mismos.
2. La palabra mágica es el "No" reiterado para cada una de las conductas negativas que queremos corregir.
3. Hay que utilizar frases que expresen la negatividad de la conducta pero que no estigmaticen al niño, por ejemplo: "esto no se hace", en vez de "has sido malo".
4. El refuerzo positivo resulta más efectivo que el negativo.
5. NO utilizar un lenguaje verbal agresivo ya que sólo contribuye a aumentar la violencia.
Teoría apuntada, asimilada y grabada a fuego. Ahora veamos un caso práctico:
Nachete acaba de hacer "popó", Valentina Mamá procede a cambiarle el pañal, pero no se deja, comienza a patalear y a retorcerse como una anguila.Agravante: tienen que irse ya o llegarán tarde al pediatra.
-Valentina Mamá: "No, esto no se hace. Mamá tiene que cambiarte porque estás sucio y si te mueves no puede. No estamos jugando". (Utilización del "No", sin gritos ni violencia verbal, pero con voz firme y segura, acompañada de rostro serio, haciendo referencia a lo negativo de su comportamiento y razonando el porqué).
-Nachete: ni caso. Para él es un juego, se ríe y sigue pataleando.
-Valentina Mamá: (respira hondo y recurre a la paciencia infinita que venía como material complementario en el curso de "Tengo un bebé... ¿y ahora qué?) "Mamá tiene que cambiarte porque estás sucio y tienes que estarte quieto" (todo ello, acompañado del lenguaje no verbal correspondiente).
Y vuelve a repetírselo, y a repetírselo y a repetírselo...( y ya no basta con respirar hondo, Valentina Mamá tiene que contar hasta 10 o hasta 1000 para no desquiciarse).
A veces funciona y Nachete se tranquiliza, otras veces sigue riendo sin parar, incluso con más fuerza (parece ser que le divierte la escena) y Valentina Mamá tiene que hacer malabarismos para conseguir cambiarle el pañal sin mancharle el bordecito del body y tener que desvestirle y volverle a vestir entero, con lo que eso supone: hacer más nervios y/o llegar tarde al pediatra.
Le he dado mil vueltas, me gustaría dar con la llave maestra que me abra las puertas a su razón y poder hacer frente a sus deseos de independencia y reafirmación como personita que es, por eso he intentado analizar las posibles causas de por qué el niño (si, en estos momentos es el niño, ni Nachete, ni cariño, ni corazón) no me hace ni caso.
Estas son mis conclusiones:
a. El niño todavía no interpreta bien el "no" y no diferencia los distintos significados que tiene esta palabra que tan a menudo utilizamos.
b. El niño me está retando (lo que choca fuertemente con el punto anterior, pues significa que es mucho más mayor y razona más de lo que pienso).
En fin, preferiría la opción a, pero, aunque no soy psicóloga infantil, supongo que es una mezcla de ambas.
En mi opinión, para hacer ver al niño que lo que está haciendo está mal hay que utilizar la estrategia adecuada según su propia personalidad. Hay niños más sensibles para los que bastará un "no" rotundo y una cara seria, y otros más enérgicos, que quizá necesitan una respuesta más contundente que le resulte más fácil de interpretar. Sigo buscando el feedback que me abra las puertas de la gloria con mi Nachete...
Una vez leí que con esta edad los niños sufren la frustración de intentar hacer cosas por sí mismos y no poder, porque todavía son pequeños y necesitan la ayuda de un adulto o simplemente porque se las prohibimos. Así que no acatar el "no" impuesto, es una forma de mostrar y defender su independencia. Quiero pensar que todos esos "noes" que de forma tan constructiva le digo a Nachete no van a caer en saco roto y que poco a poco le van a rectificar determinados comportamientos. Fundamental, siempre la misma respuesta ante la misma situación; de hecho todas las mamás os habréis dado cuenta de que los niños necesitan sus rutinas, porque les guían, les ayudan a entender el mundo y les permiten crecer sintiéndose seguros. Lo he podido comprobar, entre otras cosas, con las rutinas previas al sueño o en las comidas, le gusta repetir el mismo patrón aprendido.

Estas son mis conclusiones ¿qué opináis vosotras? ¿qué trucos os han funcionado con vuestros peques? Seguro que vuestras aportaciones resultan muy enriquecedoras para todas.
Gracias!
Valentina ♥