Parece que fue ayer cuando compartía con vosotr@s que iba a ser mamá por segunda vez, quizá navegando entre post y post el tiempo haya pasado más deprisa, pero en el País Menudo esa misma delgada línea que me une a aquel momento es un abismo que me separa, y mucho, de la persona y madre que creía ser entonces. Volví a redescubrir la maternidad en apenas 23 meses, y me he dado cuenta de la capacidad que tenemos para mutar y ser la madre que necesita cada hijo. Modelan las mismas manos, pero de forma distinta porque la materia no es la misma. Nuevos retos, distintas situaciones, otras decisiones adoptadas pero siempre el mismo fin, verle crecer de forma feliz.
La semana pasada celebramos el segundo cumple de mi Peque Menudo, y con mucha ilusión organizamos una pequeña fiesta vintage en su honor. Fue una fiesta sencilla para la que recurrí a muchos de mis ya veteranos "aliados cumpleañeros" y para la que dejé un espacio a la improvisación.
¿Me acompañáis?