Embarazada y el reto de comer fuera de casa

miércoles, 16 de julio de 2014

Me imagino que muchas de vosotras empatizaréis conmigo en la siguiente situación: lo complicado que resulta elegir qué pedir cuando sales a comer fuera. Aunque a veces el dilema se limita simplemente a encontrar lo único que puedes pedirte de toda la carta :( 

Y es que ¡hay que ver cómo cambian nuestros hábitos alimenticios cuando salimos a comer fuera estando embarazadas! 



Soy experta en diseccionar cada uno de los platos que aparecen en las cartas de los restaurantes, tascas, tabernas y bares de la ciudad, e identificar aquello que puede representar un potencial riesgo durante el embarazo. Para ello, sólo hay que aplicar las siguientes normas básicas:

-Para evitar la toxoplasmosis. Nada de jamón serrano, embutidos y carnes poco cocinadas. Lavar convenientemente la fruta y verduras crudas con "Amukina" o producto similar.
-Para evitar la listeria. Nada de quesos que no estén pasteurizados.
-Para evitar la salmonela. Nada de tortillas poco cuajadas, huevos poco cocinados y salsas caseras elaboradas con huevo. 
-Para evitar un exceso de mercurio en el organismo: reducir el consumo de atún en lata. Evitar el emperador, atún y bonito, entre otros.
-Para evitar intoxicaciones. Cuidado con el marisco y los ahumados.
Si además quieres seguir los consejos del ginecólogo y no engordar: Nada de fritos, ni por supuesto de dulces.




Sencillo ¿verdad? ahora os propongo un ejercicio práctico... He escogido una oferta suficientemente variada y con muchas alternativas, la carta de los 100 Montaditos (suficiente ¿no?) podéis consultarla aquí


Pues bien ¿qué podría escoger una mujer embarazada?

Ahhhh!!!! ¿A cuántos montaditos se han reducido los 100?

Desde luego, si aplicas las normas a rajatabla, poquitos; tenemos entonces que recurrir a los "comodines", por ejemplo, preguntar si la mayonesa es casera o no.

¿Y cuando se queda a comer con amig@s? que empiezan a decantarse por un platito de foie, huevos rotos con jamón, una ensaladita para desengrasar y empezamos a intuir que esa noche vamos a pasar hambre. Porque si ya lo habéis hecho oficial, es distinto, pero si todavía no lo saben...Al hilo de esto último...es fácil identificar a una embarazada oculta, simplemente observando lo que come ¡Jajajaja!

En fin, y no mencionemos ya las comidas de empresa con menú cerrado o los bautizos, bodas y comuniones, en los que veis marcharse la bandejita de esos canapés que os morís por comer y no podéis... una y otra vez. Recuerdo en el embarazo de Nachete una boda en la que los tres primeros platos fueron: milhojas de foie fresco con manzana caramelizada, ensalada con ibéricos y un taco de solomillo que, por mucho que me lo hicieron, no dejaba de sangrar...

Pero lo que peor me sienta es cuando en la carta se omiten ingredientes y, una vez que te has estudiado la carta y por fin has elegido o encontrado lo que puedes comer, te lo sirven sobre un lecho de ensalada variada o una enorme ramita de perejil.

Por esto y mucho más, envidio a nuestras madres, que pudieron hartarse a bocadillos de jamón serrano y pan con tomate sin ningún tipo de remordimientos. ¿Dónde ha quedado aquello de que en el embarazo se aprovecha a comer todo lo que se quiere? A lo mejor, es que yo soy muy exagerada...

¿Cómo lleváis vosotras este tema? ¿Sois flexibles? Porque si sólo fuera no poder comer jamón...

En fin, como de momento me quedan unos mesecillos sin poder catar ciertos placeres, os dejo unas fotitos para el deleite de las que estéis como yo y el mío propio ;)








Valentina 


2 comentarios:

  1. Buen tema! A ver, yo soy de las que pidió un bocata de jamón ibérico nada más dar a luz a mi primera hija, pero también te digo que en el segundo embarazo no me privé de gran cosa. Eso si, siempre tomando alimentos de procedencias conocidas y reguladas, pero por un poco de buen jamón...A ensaladas me puse tibia, queso curado también tomé, y con la carne sin problema porque me gusta muy muy hecha. Así que no tengo sensación de haberme privado mucho, la verdad...pero en el segundo embarazo. Con el primero fui más cuidadosa, como todas las primerizas. Un besote

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  2. Es cierto que con el segundo embarazo te relajas más, las comidas en casa las llevo mejor, fuera ya me da más cosa. ¿Sabes? Cuando escribí este post tenía demasiado mono de un bocadillo de jamón serrano, de lomo embuchado o fuet!! jajaja...ya tengo aborrecido el pavo y el queso. ¿Se nota, no? Besitos!!!

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