¿A qué tiene miedo Nachete?

viernes, 1 de noviembre de 2013


Este ha sido el primer año en el que realmente me he dado cuenta hasta qué punto la cultura americana se ha enraizado en la nuestra propia, incluso restando protagonismo a tradiciones de años y años, quizá más austeras y menos vistosas. Me refiero al  ejército de calabazas que durante esta semana se han apoderado de nuestros lugares más cotidianos: la cafetería del desayuno, los escaparates de la zona o el supermercado. 

De un día para otro, la recepción de la guardería de mi niño se ha convertido en la entrada a una cueva tenebrosa llena de brujas pirujas, murciélagos y telas de araña colgantes. Quizá no me había percatado antes de esta invasión, porque no la miraba con los ojos con la que la miro ahora, y es que, aunque soy defensora de  los buñuelos de viento y de los huesos de santo, sé que dentro de unos años claudicaré y terminaré organizando mi propia fiesta Hallowen.



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Ni que decir tiene que mi hijo, ni se ha inmutado al ver las guirnaldas negras y naranjas que colgaban del techo. Para él un murciélago es una cosa con asas que puede morder, la calabaza una pelota de color llamativo que puede hacer rodar. No entiende de calaveras, ni fantasmas. Nada de eso le daría miedo. Sin embargo, hay un objeto capaz de hacerle temblar todo el cuerpo nada más verlo, al que es incapaz de acercarse a menos de dos metros y que le ha arrancado el chillido más desgarrador y conmovedor que le he oído nunca. 

¿A qué tiene miedo Nachete? A esto:



El ratoncito motorizado a cuerda.

Por más que lo examino, no me explico cómo puede ser esto...Por supuesto que está guardado a cal y canto, no queremos ni que tenga pesadillas, ni que desarrolle traumas en un futuro...Que me lo digan a mí, que todavía me incomoda ver "E.T. El extraterrestre" cuando estoy sola en casa.

¡Feliz noche de Halloween!

Valentina.



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